Las propiedades humanas componen un tema en extremo complejo e intrínseco; definir que hace a una persona un ser humano es un concepto que solo yace de manera inconsciente y permanente en la percepción de cada persona. Es extremadamente difícil tratar de enmarcar las maneras en que decidimos que nos hace únicos, pues sería aceptar que nos limitamos. Nuestro proceso de razón, nuestra cualidad más especial, e irrepetible, tiene la capacidad de producir más allá de nuestra imaginación. La programación robótica es probablemente una de las actividades más fascinantes que el hombre pueda lograr, pues en ella tratamos de compartir nuestro rasgo característico con una de nuestras creaciones. ¿Cómo hacer que un objeto piense? Reconocemos que el pensamiento y el proceso de racionalización del ambiente que nos rodea es una característica que solo el ser humano posee, pero encontramos una manera de que estos robots programados puedan simular este proceso de pensamiento.
La inteligencia artificial es el derivado del deseo del ser humano de avance, de lograr inventar un mecanismo tan complejo capaz de realizar tareas y procesos de análisis que asemejen en gran medida a los humanos. Simplificar los diferentes aspectos de la vida cotidiana de una persona parece ser el fin que justifica una inversión tan grande de recursos y conocimiento científico. Pero no satisface también la investigación la pregunta de hasta dónde podemos llegar en la fabricación de un sistema que sea casi una réplica exacta de lo que un ser humano es? Por supuesto este ensayo no pretende profundizar en el tema de la motivación a construir un robot, ni de como nuestros deseos de descubrimiento y superación nos llevan a terrenos desconocidos, sino de las implicaciones que estos avances tecnológicos tienen para nosotros. Separándola del ambiente controlado que posee un laboratorio, la inteligencia artificial presenta un problema fundamental que hasta ahora pone en pausa cualquier avance significativo que este campo pudiese tener: auto programación. Es fácil colocar cualquier cosa en un ambiente controlado y obtener la respuesta que esperábamos, pero que ocurre cuando ese robot que se programa para cierta tarea pierde el control de su entorno, cuando es incapaz de adaptarse a una nueva situación, un nuevo conflicto que necesita de un análisis y un pensamiento propio? Porque podemos dotar a los androides de todo, pero no podemos dotarlos de instinto, de ingenio, de una adaptación natural que es el resultado de miles de años de evolución y que damos por sentado todos los días. Si un robot se ve exactamente como una cierta persona, hace todo lo que la persona hace, actúa como la persona actúa, piensa como esa persona? Incluso es capaz de pensar? Podemos simular una reacción emocional, pero podemos implantar en ellos conciencia? Condicionada y moldeada a la forma de la vida de la cual estamos tan acostumbrados? Quizás el atractivo de esta tecnología es que no podemos, es quizás el hecho de que estamos obligados a interpretar el lado más objetivo de las situaciones, para poder asignar a nuestro robot, una tarea que se encuentre al alcance de sus posibilidades.
Las emociones gobiernan la toma de decisiones, influencian casi todos los aspectos de nuestra vida, y eso permite que en un rango de percepción entendamos que somos maquinas con un soporte ético y sentimental que nos sostiene bajo todos los preceptos de vida. La diferencia fundamental radica en que un robot nunca será capaz de tener ese descubrimiento, pues fue creado y como un producto, se ve por siempre condicionado a su creador, a su diseñador, a alcanzar su máximo potencial dentro de lo que su creador le definió ser. Claramente no hablamos de un régimen, ni de una aglomeración sin sentido, sino de una escalera de avance que tiene graves implicaciones humanas en un campo puramente tecnológico. En mi opinión, no podemos contextualizar sin problema lo que simboliza tener alcance a una tecnología de este tipo, pero el aporte y el beneficio que esto significa para las diferentes áreas HUMANAS de la vida cotidiana deben hacer que el estudio de la robótica sea interpretado como un paso positivo en lugar de una amenaza o un salto a oscuras dentro de lo desconocido.
El valor de la nueva generación metálica que se está fabricando, está definido por las manos de aquellos que deciden construirlos, que diseñan sus pensamientos, y establecen todos sus parámetros, por lo que las consecuencias con las que lidiemos son solo aquellas de las de causa y efecto que estemos dispuestos a aceptar. Es solo en un caso total de descontrol donde se perderá la habilidad de limitar las capacidades de la inteligencia artificial, y en donde nos veremos amenazados en un ámbito más allá de la pérdida de nuestros trabajos mecánicos y nuestros quehaceres cotidianos.
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